MEMORIAS
Libros
El blues un poeta de
Jazz y díasde lluvia ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN
Alfaguara. Barcelona, 2002 431 paginas, euros 19
OS años, pero mucho más la comodidad y la pereza, me han convertido en
un traidor y un ingrato con las salas (de cine) que, con los libros, la
música y las muje res, me han proporcionado las mejo res y mayores horas
de felicidad en esta vida Esta frase, verdadera sín tesis vital, puede
leerse mediado el tercer tomo de las memorias de An tonio Marfmez
Sarrión, Jazz y días de lluvia. Sin embargo, en ella el au tor de un
libro tan memorable como Infancia y corrupcionespasa por alto otro gozne
importantísimo en la ar ticulación de su biografía: la amis tad. Cine,
libros, música, amor y amigos, no sé en qué orden, han sido el principal
sustento de Antonio Martínez Sarrión, a juzgar por su obra
autobiográfica (el mencionado Infancia y corrupciones, Una juven tud, y
dos volúmenes de sus diarios, hasta la fecha) En ella esos elemen tos (a
excepción de las mujeres que no aparecen más que como un apunte de
catástrofe, casi siempre) adquieren un valor constitutivo, fundacional
del individuo y de su forma de estar en el mundo. Se dirá que son los
ingredientes de todo es critor, de todo artista, sin duda, pero acaso en
Martínez Sarrión el apego a la música, al cine, a la poesía, es mayor,
más intenso o más perdura ble. Jazz y días de lluvia ofrece un giro
notable frente a sus dos libros cio todo lo demás. Da la impresión de
que Martínez Sarrión ha trazado una linea imaginaria en la prepara ción
de Jazz y días de lluvia, a un lado aquellos escritores o amigos de los
que puede hablar bien, al otro el vacío. No hay término medio porque el
romanticismo de Martínez Sa rrión tampoco lo permitiría. De modo que su
rememoración del pa sado encierra una cosmogonía feliz y dolorida, el
recuerdo de un tiempo revuelto aunque lleno de promesas que se diluyeron
como el humo de aquellos cigarrifios no siempre le gales. Pero el poeta
no corre riesgos. Por poner un ejemplo, de su estre cha labor junto a
Jorge Semprún cuando éste fue ministro de Cultura del PSOE y Martínez
Sarrión asesor de su gabinete no quedan más que unas frases generales y
su valora ción, por supuesto elogiosa, de la obra literaria. Resulta
llamativo, sin embargo, que no mencione un libro del cual el autor de
Jazz y días de lluvia debe tener una opinión for mada, me refiero a
Federico Sánchez se despide de ustedes. Mención aparte merece su lógico
ajuste de cuentas a Eduardo Chamorro por un libro de recuerdos que dio
la impre sión de haber sido escrito contra Martínez Sarrión (ambos
parecen disputarse las confidencias benetia nas) Al fondo de la poderosa
galeria epocal puede vislunibrarse la silueta de un escritor
melancólico en lo alto de su estudio madrileño que se es fuerza por
salvar lo esencial. En su tocadiscos suena el saxo profundí simo de
Lester Young. ¿Está llo viendo?
anteriores que puede resumirse di ciendo que en él no hay apenas, una
intención propiamente autobiográ fica, de autoexplicación, y si la de
proporcionar al lector el testimonio de su universo adulto, el fresco de
una larga época, abierta a ilusiones múltiples y a desengaños no menos
cuantiosos. Años 60 y 70, por ejem plo, recordados con nostalgia, me
lancolía y la brillantez estilística que es habitual en la prosa de
Martí nez Sarrión. Eso significa que esta mos ante un libro elegíaco:
irreme diablemente instalado en un pre sente hosco, y vivido en clave de
retiro personal, el autor opone un pasado cortazariano lleno de pala
bras, de amigos, de salidas, de com plicidad. Añoranza pues de unos
años intensos y bulliciosos descritos a ráfagas, y por supuesto añoranza
de los amigos desaparecidos: impa gables las elegías dedicadas a Juan
García Hortelano, Carmen Martin Gaite y muy especialmente Juan Be net,
presencia vívida en tantas pági nas y diría que motivo principal del
libro: (Hoy, he de contentarme con recuperarlo, raro es el día en que no
pienso en él, mediante el aterido re trovisor de la memoria, un bien
flaco consuelo
Sin un rasguño
Y como para preservar ese tono elegíaco el autor cruza la escritura de
su propia madurez sin un ras guño, decidido a salvaguardar lo po sitivo y
tirar por la borda del silen
Anna Caballó
Encuentros con gente conocida
La flor y nata. Memoriasno autorizadas JOSE DE LUIS VILALLONGA
Plaza Janés. Barcelona, 2002 414 páginas, euros 18,90
tercer volumen de las memo L rias de José Luis de Vilallonga deja de
retratar magistralmente a la sociedad de una época, como lo logró en el
primer y segundo tomos, para pasar a recontax cual hiciera Pemán en sus
Almuerzos con gente impor tante, una galería de personajes y
personajifios que desfilaron por la suya propia. El lector disfruta con
el magistral retrato de Jeanne Moreau, a la que con maestría literaria
des cribe deslumbrantemente en el breve relato de una cena con final
humillante para el autor. Repasa el mundo de las grandes estrellas del
cine de la década de 1950 y 1960,o fre
E
ciendo abundante material que hará las delicias del comadreo. Y relata
pasajes verdaderamente inverosími les, aunque sin duda rigurosamente
exactos, en los que cuesta reconocer a personajes de lamentable actuali
dad. Destaca entre éstos el encuen tro con Jean- Marie Le Pen, cuando
ambos actuaron como padrinos en un duelo a muerte que libró el falso
marqués de Cuevas por un asunto de plagio escenográfico condimentado con
lios de pantalones. En los tiem pos que corren, leer un relato en el
que Le Pen actúa de matón hace cua tro décadas es una aportación que se
agradece. Lástima que esto y casi todo lo que se cuenta en el libro ca
rezca de las pertinentes referencias temporales que ayuden a ubicarlo.
Según la mejor tradición del au tor, la lista de señoras con la que
compartió alcoba es deslumbrante: la Princesa Salima- -hermana del Rey
Faruk de Egipto- Tina Onas sis. y algunas otras que describe
profusamente y a las que otorga el privilegio de mencionar sólo por sus
iniciales. Más incomprensible es que no se acuerde de mencionar a su
propia mujer, Pip Scott- Ellis, hasta la página 254 y ahí es para
anunciar un divorcio que el lector imaginaba consumado años atrás. Por
lo demás, despachar sus dos años de conviven cia con Michelle Girardon y
el suici dio de ésta en tres líneas o su se gundo matrimonio con Ursula
Die trich en cinco es reconocer inapelablemente que éste no es unu bro
de memorias. El relato está salpicado de inju rias a diferentes
personalidades- -los Condes de Barcelona, la duquesa de Alba, Winston
Churchill... -y en sus últimas páginas pierde fuerza al de dicar espacio
desproporcionado al doctor Puigvert Ql 8 páginas! Etapa en la que el
autor empieza a cometer notorios lapsus, como el de describir la
presencia del presidente francés Giscard d Estaing en el entierro de
Franco- -novino sino a la proclama ción de Don Juan Carlos- -oponer en
boca de Puigvert lo que hicieron con el mariscal Tito es lo que han he
cho con Franco Tito murió en 1980.
Momentoshilarantes
Este volumen tiene, no obstante, momentos hilarantes, como la des
cripción de una juerga en París acompañados de una urna funeraria y sus
cenizas que es perdida por los dipsómanos; la descripción de cómo se
cancelaban en Maxim s las cuen tas largamente pendientes- (Su cuenta
debe haberse muerto de vieja, nadie la encuentra -o su fa ifida noche de
lujuria con una actriz que res ultó ser un oficial del Ejército alemán.
Pero el libro carece de la frescura de los dos primeros volúme nes y la
falta de una elemental divi sión por capítulos dificulta su lec tura y
la comprensión del contexto.
Ramón Pórez- Maura
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ABC Cultural 29- Ú- OO2